Dos semanas después volvimos a intentarlo. El viernes 4 de febrero dormimos en la cabaña y al día siguiente pasamos a la cara norte y escalamos la vía de los Faquires.
Y el fin de semana siguiente decidimos completar la trilogía de Fuentes Carrionas con la norte de Peña Prieta. Habíamos visto en el blog de Mariano Caso (muy recomendable), del GREIM de Potes, que la cascada de la vía Nocturna estaba formada y no era cuestión de dejar pasar la ocasión.
El buen tiempo que se anunciaba para el sábado nos animó a pernoctar el viernes 11 de febrero en San Glorio. Una cómoda cabaña cerca del puerto a cuya misma puerta se llega en coche nos proporcionó un alojamiento perfecto. Tras la cena pertinente, un poco de charla trascendental –alguien se encontraba muy inspirado- y al saco. Las 6:30 nos hizo levantar somnolientos y con la esperanza de que lloviera, somos perezosos. Pero no hubo suerte, así que a prepararse para la actividad.
Sobre las 8 de la mañana empezamos a remontar las laderas que llevan al collado de las Yeguas. Una niebla bastante densa cubría las cimas y nos auguraba una mojadura segura. Pero según avanzaba la mañana, el tiempo fue mejorando, y tras rodear el Robadorio fue apareciendo la mole majestuosa de Peña Prieta entre jirones de niebla que iban y venían. La línea de la Vía Nocturna se mostraba perfecta.
Mientras comentábamos los detalles de la misma, observamos tres bultos acercándose a la cascada, alguien se nos había adelantado. No nos preocupaba demasiado, nos sacaban bastante ventaja, y pensábamos que cuando llegáramos nosotros, ellos ya habrían acabado la vía.
Comenzamos a escalar por unas pendientes de unos 45º de nieve bastante blanda. A mitad de la primera rampa nos pusimos crampones y arneses, y llegamos a un nicho a pie de cascada donde pensábamos montar la reunión. Nuestra sorpresa fue que todavía estaban en él dos de los integrantes de la cordada que habíamos visto antes.
Tras algo de palique con nuestros vecinos vallisoletanos y alguna que otra chorrada para amenizar la “agradable espera” (a 2.400 m, en una cara norte y en invierno) de alrededor de una hora, Luis comenzó la escalada de una cascada vertical pero con buen hielo y muy buenos apoyos para los pies. A mitad del largo se presentó una pequeña travesía a la izquierda con unos 5 metros de cierta dificultad y exposición. Finalmente, en unas rocas a la derecha se montó la reunión con un buen clavo que encontramos y que reforzamos con otro de los nuestros.
El siguiente largo fue muy bonito y de escasa dificultad. Montamos una reunión con una estaca y un piolet al pie de un pequeño resalte, y en otro largo en ensamble llegamos a la cumbre.
Finalmente, nuestra llegada al coche coincidió con la llegada de la noche. Un día magnífico.