Esta larga arista que va desde el diente del Gigante hasta el Dome de Rochefort, transcurre en un ambiente impresionante con el valle de Aosta a tus pies. Uno de los problemas que tiene es que al ser tan bella y de fácil acceso, por el teleférico, hay bastante gente. El acceso hasta la base del Diente del Gigante es por una trepada de roca muy descompuesta y la caída de piedras o mejor dicho de bloques es una constante. Muy recomendable el casco.
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Una vez en la arista las preocupaciones surgen cuando te encuentras con otra cordada por el tema de las cuerdas. Hay que estar muy atento a las cornisas y al viento que hace que la actividad se complique. En muestro caso la huella facilitó enormemente el transito. Llegamos a una especie de hombro desde el cual se asciende a un pico. Se puede hacer encordado o trepando. Si vas buscando lo fácil no hace falta atarte, es importante no dejarte llevar por la línea de rápeles ya que entonces se complica la ascensión.
Para sorpresa nuestra toda la gente se quedaba aquí y no bajaba para seguir la arista hasta el Aguille de Rochefort. Suponíamos que era por no perder el teleférico. La ascensión al Aguille es por un terreno otra vez descompuesto que te deja en los 4.001 m que tiene este pico. Decidimos no seguir para el Dome y darnos la vuelta por el mismo camino que habíamos venido.