A las 10 de la mañana nos reuníamos en el Puerto y comenzábamos la ruta a través de los hayedos, ya sin hojas, que nos llevaron a las praderas situadas al pie de la cumbre. Unas empinadas rampas nos condujeron al mediodía a la cima, donde, tras las correspondientes fotos y los comentarios de “la suerte que habíamos tenido con el día”, comenzamos el retorno hacia el puerto.
A las dos de la tarde llegábamos a Casa Molleda en Pejanda, restaurante donde daríamos cuenta de un impresionante cocido montañés y carne guisada. Después de la comida proyectamos el tradicional audiovisual resumen del año y entre risas e imágenes los 67 espectadores vimos lo que había dado de sí el último año.